Claves para la realización de un plan estratégico anual para emprendedores
Comienza un nuevo año que promete ser muy productivo para los emprendedores españoles. Por un lado, se consolidan como hubs de emprendimiento las ciudades de Madrid y Barcelona, esta última especialmente atractiva para atraer el talento internacional por su carácter cosmopolita y su posición estratégica en el entorno mediterráneo. Por otro lado, surgen nuevos entornos como es el caso de Málaga donde la empresa Globant, ha desarrollado un centro de IA que contrata a 100 empleados en la nueva sede y Vodafone que también instaló su nuevo centro de I+D con 600 puestos de trabajo; o el caso de Álava, donde la empresa española Aeternal Mentis impulsará la construcción de un hub de inteligencia artificial.
Para aquellos emprendedores que decidan comenzar o continuar su actividad este año aquí van algunos puntos a tener en cuenta para establecer su estrategia.
4 claves fundamentales en un proyecto de emprendimiento
Son cuatro las claves de éxito de cualquier proyecto de emprendimiento que persiga la innovación. La idea, el modelo de negocio, el timing y el equipo debe contemplarse siempre a la hora de plantear cualquier plan estratégico, más si emprendemos un nuevo negocio.
Respecto a las dos primeras, hablaremos más adelante en este artículo. Respecto al timing, es este un aspecto que no siempre se tiene en cuenta pero que, sin duda, es fundamental. En muchos casos, ideas, que después otras empresas han desarrollado con éxito, fracasaron en un primer momento por haber sido abordadas en un momento en que el contexto no estaba suficiente maduro. Un concepto clave aquí es el de “densidad digital”.
Si asumimos que el grueso de las innovaciones del siglo XXI se sustenta en el uso de las tecnologías digitales, el primer aspecto para tener en cuenta es cual es la penetración de las mismas en el colectivo o contexto en que se quieren implantar, pues si esta no alcanza aún la masa crítica necesaria, es muy posible que el proyecto no llegue a buen término. Un buen ejemplo de ello es el caso de Netflix que, si bien comenzó su andadura en 1997, no fue hasta el 2007 en que despegó realmente, buena parte de la razón fue el despliegue de banda ancha en los hogares, especialmente mediante fibra óptica que permitió su uso masivo. En este ejemplo es el despliegue tecnológico lo crítico, pero en otros casos puede ser la cultura de los usuarios potenciales y su relación con la tecnología la que dificulte el proceso, o la forma en que está estructurado el sector de actividad correspondiente.
Sectores desestructurados: los más atractivos para el emprendimiento digital
En ese sentido, se podría decir que son precisamente los sectores más desestructurados los que presentan una mayor oportunidad para los emprendimientos digitales y, en este caso, lo importante a efectos de timing es llegar a tiempo, antes de que otros aprovechen la oportunidad. Un buen ejemplo es el caso de Uber y el transporte urbano, por definición altamente desestructurado. Empresas como Uber supieron aprovechar la oportunidad a tiempo.
Respecto a la formación del equipo que compondrá una start-up, es este un aspecto también crítico que no siempre se tiene en cuenta y que tiene un gran impacto en el nivel de éxito de todo proyecto. Apple es un ejemplo paradigmático de la creación de una empresa con el equipo adecuado. Apple contó desde sus inicios con el aspecto visionario y el liderazgo omnipresente de Steve Jobs por un lado y con el profundo conocimiento tecnológico de Steve Wozniak por otro lado. Este tandem fue parte esencial éxito de Apple, pero no hay que olvidar que, a lo largo de la historia de la compañía, Apple contrató a las personas adecuadas para cada función en cada momento, como es el caso de John Sculley, que había sido vicepresidente de Pepsico y fue pieza clave para el crecimiento de Apple.
La idea de negocio, como base del plan estratégico
Con respecto a la idea de negocio, aspecto nuclear del proyecto, es fundamental plantear bien cuál es la visión de la empresa en cuanto a varios aspectos principales. En primer lugar, hay que tener muy claro qué problema soluciona el producto o servicio a desarrollar y cómo lo soluciona. Este es el punto de partida de cualquier emprendimiento y el éxito o fracaso del proyecto depende totalmente de que esté bien definido y corresponda a una realidad demostrable. Los creadores de Zapos, la compañía de venta de calzado on-line en EEUU que fue vendida a Amazon por más de 1000 millones de euros, tenían un planteamiento muy claro: en un mercado de calzado de 40.000 M€ donde casi 5000 M€ de ventas se realizaban mediante venta por correo, parecía razonable que al menos 1000 M€ de ventas pudieran pasar al mercado de e-commerce, en aquel momento incipiente, lo que efectivamente así fue.
Por otro lado, demostrar una hipótesis de negocio requiere disponer de un mínimo producto/servicio viable (MPV) a partir del cual se pueda comprobar el interés real de los clientes potenciales. En la era digital cada vez es menos necesario completar el desarrollo de un producto para demostrar su viabilidad. Por el contrario, se puede desarrollar alguna forma de prototipo con muy bajo coste que emule de manera completa el producto/servicio real y nos permita comprobar de manera fehaciente nuestra hipótesis de trabajo. De nuevo el caso de Zapos es un buen ejemplo de utilización del concepto de mínimo producto viable. En este caso, el equipo emprendedor, que vivía en la ciudad de Nueva York, utilizó unas simple fotografías de zapatos tomadas del escaparate de una tienda de la quinta avenida para comprobar si se podrían vender a través de una página web muy simple. Ante el gran éxito obtenido quedó claro que la hipótesis de negocio tenía todo el sentido del mundo.
Analizar la validez del modelo de negocio
Por último, merece la pena analizar en detalle cuál es el modelo de negocio propuesto pues ésta es una pieza clave para generar innovación en muchos de los emprendimientos de la era digital. Herramientas como el business model canvas, pueden ser de gran utilidad para el análisis de detalle. En ese sentido, un concepto muy interesante, que analizaremos en detalle en futuros artículos, es el de plataforma digital. En la medida en que un producto/servicio que utiliza tecnologías digitales pueda configurar una plataforma en la que terceras partes puedan innovar y hacer negocios a través de la misma, el valor para los usuarios se incremente de manera constante y con ello las posibilidades de éxito del negocio.
Para todos aquellos que estén en fase de implantar su proyecto de emprendimiento, los animo a que comiencen el año teniendo en cuenta todas estas dimensiones y les deseo toda la suerte.